viernes, 17 de febrero de 2012

descendiente

Pasó por delante del capó de su coche y entró por la otra puerta. Arrancó el coche y se puso en marcha.
Es difícil despedirse de algo o de alguien que aprecias mucho, sobre todo cuando te vas a una isla semi desierta, llena de vete tú a saber que y a la otra punta del país. Pero tengo la sensación de que este viaje lo recordaré toda mi vida, y no solo porque vaya a hacer amistades que aquí en Atlanta no pude.
Mi padre me miró y me dijo: 
-¿estas segura de que quieres irte? mira que aún estamos a tiempo de llamar y que cancelen tu matrícula.
-si papá, necesito tener un poquito de vida social y enterarme de que va el mundo antes de cumplir la mayoría de edad, cosa que aquí estoy segura de que no haré. 
-la verdad es que tienes razón.
-pero si me paro a pensar me lleno de nostalgia, demasiada diría yo.
-supongo que eso será pasajero, solo hasta que vuelvas. ¿pongo la radio?
-claro ¿por qué no?
mi padre presionó el botón On y de pronto se empezó a oír una música muy rara pero como sé que a mi padre le gusta no quise molestarle, además tiene su puntito. 
Al cabo de dos horas y media en el coche, con olor a pino, los atascos, el calor que hace el 2 de septiembre, y la canción repetitiva de la radio que parece haberse atascado, llegamos al aeropuerto. Mi padre bajó primero, me abrió la puerta y abrió el maletero para sacar las maletas.
De repente noté algo detrás de mí, mi respiración se hizo corta y fue como si en mundo fuera a cámara lenta. Me giré rápido, había tenido la sensación de que alguien me vigilaba. Al volverme mi padre me estaba mirando muy serio.
-¿qué te pasa? ¿qué miras?
-nada papá he tenido la sensación de que conocía a una persona-mentí.
-ahh...¿y no la conoces, no?
-no.
-bueno vayamos ya que tu avión despega en media hora.
Entramos en el aeropuerto y eché un vistazo al panel de vuelos deseando que el mío no lo hubieran cancelado. Habían diecisiete vuelos cancelados, pero por alguna parte debe haber un ángel o demonio, como prefiráis, que hizo que el mio no estuviera cancelado. Una vocecilla gritona anunció por megafonía:
-Señores pasajeros del vuelo 623 con destino a Alaska: se les ruega que suban al avión que en breve va a efectuar su despegue por el pasillo quince, gracias.
Nos encaminamos hacia ese pasillo quince donde, antes del túnel que lleva al avión, revisaron mi equipaje, como de costumbre.
Llegó la hora de despedirse.¡Jolin que mal se me da esto! De mis ojos brotaron dos lágrimas y mi padre me abrazó tan intensamente que casi me asfixia.
-Prométeme que te portarás bien y que no te meterás en líos.
-te lo prometo.
Me besó la frente y pasé en control de metales, una vez pasado las azafatas revisaron mi billete. Cuando lo comprobaron, subí a bordo. En el trayecto de camino a mi asiento alguien me empujó y caí encima de un chico, no más mayor que yo, y le tiré el zumo encima.
-¡lo siento!-tartamudeé.
-¡mira lo que as hecho, niñata!-me gritó.
-lo siento-repetí- no lo hice adrede, me empujaron y yo...
Me quedé sin habla por que aquel chico había levantado la cabeza para mirarme con cara de enfado. Era perfecto. pelo rubio, lacio, perfecto. Ojos verdes, grandes, perfectos. Labios carnosos, de color carmesí, perfectos...
-¡eh! ¿me estás escuchando?-gritó él.
Volví a la realidad y me quedé mirándole pero esta vez sin alucinar.
-te he dicho que mires por donde vas, niñata.
-lo siento-volví a repetir.
-largarte- me gritó.
Le obedecí y fui rápidamente a mi asiento, roja como un tomate, en parte alegrándome por el semidiós que acababa de ver y enfadándome conmigo misma por ser tan torpe. De todas las formas que podía haber conocido a ese chico voy yo y hago la mas difícil de todas. Giré la cabeza para verlo y observarlo mejor. Seguía limpiándose pero pude ver unos brazos fuertes, no mucho, pero fuertes, un abdomen perfectamente dividido en rectángulos, una espalda ancha y amplia que le hace parecer tan imponente...¡Jolin Chrisalice, más torpe y no naces! Seguí mirándole hasta que una voz aniñada me dijo:
-hola, ¿hay alguien sentado contigo?
Me giré y vi a una chica muy flaca, pelirroja y unos grandes ojos marrones que casualmente vestía el mismo uniforme que al del instituto al que voy a ir.
-no, no hay nadie-le dije volviendo a mirar al chico que parecía haberse olvidado de que le había manchado.
-me llamo Deena.
-yo soy Chrisalice.
-¡vaya que bonito nombre!
-gracias.
-¿a donde vas?
-creo que al mismo instituto que tú porque tu uniforme es igual que el mío.
-¿si?-soltó un gritito- ¡genial! así estaremos juntas.
"si, yupi, genial, he echo una nueva amiga y resulta que esta medio loca"
-por cierto, ¿a quien miras?-dijo levantando la cabeza por encima del asiento intentando ver lo que yo veía.
-¡nada!-dije corriendo y sentándome en el asiento roja como me suelo poner.
Deena me miró:
-te has puesto roja-dijo-ya se por qué: tu has visto a un chico guapísimo ¿verdad?
-¿yo? no, que va.
-entonces ¿que mirabas?
-nada-mentí- pensaba que había perdido unos pendientes pero los tenia en el bolsillo.
-ah, ¿te importa?-dijo sacando un mp3 y mostrándomelo.
-no, no me molesta.
Se puso los auriculares y empezó a cantar sin que se le entendiera la letra de la canción. Yo volví la cabeza hacia el chico una última vez antes de dormirme. ¡me estaba mirando! tal vez si, tal vez no pero me miraba entré preocupado y pensativo, giré la cabeza demasiado rápido, demasiado. Realmente era guapisimo y probablemente no lo vuelva a ver o tenga novia o yo sea la última persona que desea ver en el mundo, el hecho es que es una meta inalcanzable. "lo mejor será olvidarse de él". Cogí mi mp3 del bolso, me puse música y me quedé profundamente dormida. 

1 comentario:

  1. TONTAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
    Aver si me sigues en mi blog capulla....ya no se nada de ti aver si me llamas de vez en cuando o mejor te llamo que tambien puede ser

    ResponderEliminar